La obra "Ruido" como forma de hacer memoria sobre la Violencia Política en el Perú de los Ochenta
Por: Marco Roncagliolo
Lo vivido durante la Violencia Política entre 1980 y 2000 se inició en el departamento de Ayacucho, por un profesor de filosofía, Abimael Guzmán, en la Universidad San Cristobal de Huamanga. Los principales perpetradores fueron los agentes del Estado o FFAA y Policía y los grupos subversivos como Sendero Luminoso y el MRTA. Mientras la población más afectada fue la población campesina del Ande Peruano, posteriormente, llegando a la zona urbana y en el 2000 siendo la cifra de a más de 69 mil víctimas de este evento único y el más violento en la Historia Republicana.
Es en este contexto que la obra Ruido se abre como una crítica del comportamiento de la población limeña ante la situación nacional, en otras palabras, la población del Ande. Todo se inicia con un gran ruido como una sirena en la oscuridad del escenario hasta convertirse lo que Agusta está viendo televisión, pareciera no escuchar nada. En éste momento, se ve a la dueña de la casa imitando las propagandas como obica toinga toinga toinga y otras propagandas. Pero no se entiende la actitud de indiferencia sobre el ruido de la alarma de la casa.
En el fondo, se escucha el ruido del timbre sonando, seguido de una golpe en la puerta, pero es cuando se golpéa fuerte cuando Augusta reacciona. Ingresa la vecina, es una chica que dijo que quería avisarle a la Augusta sobre la alarma, pero al ingresar ella la envuelve en temas triviales como sobre un vino traído por su familiar de contrabando. La vecina insiste que no puede quedarse, ya que su esposo la puede estar buscando. Y cuando Augusta le indica si es una mujer que le gusta lo moderno, la vecina responde que trabaja con computadoras, entonces dice esta es una mujer moderna. Augusta es una persona que le gusta cantar y no le gusta el chisme, sin embargo está atenta ante cualquier historia de la vecina y su relación con su marido.
Al rato ingresa el hijo, Agustín es un chico descrito por la madre que le gusta la música estravaganza. Esta última palabra va a sonar constantemente en la obra como una definición de todo lo raro que sucede en la vida es una extrañesa. El hijo es un chico que le gusta el Punk y cada rato va ha crear una melodía ruidosa y exagerada sobre la vecina y su esposo, el cual tomó una maleta y se fué. Ahí, comienza el drama, la vecina no sabe que hacer y comienza el toque de queda, la hija Agustina no ha llegado, entonces comienzan las desesperaciones de Augusta y su preocupación por su hija, mientras Agustín parece no inmutarse por los gritos desconsolados de la madre.
Tocan la puerta, aparece Agustina, una chica rara que parece un extraterrestre, no por su apariencia, sino por la lejanía en su comportamiento con la realidad. Desde que llega, se sienta en el sofá y no se va a parar, excepto por momentos. Hay momentos que dice que es un extraterrestre, pero en plena noche se levanta y viene corriendo y grita. Al ser interrogada por la vecina sobre su actitud, ella responde que no escucho nada, pero sí menciona sobre un ruido que suena en la casa.
Mientras se emborrachan con el vino de contrabando, comienza a salir sus intereses, como la atracción entre Agustín por el trasero de la vecina y la vecina por sus labios. Asimismo, lo peculiar es la actitud de rememorar la actitud del esposo de la vecina hacia ella y su desagrado de parte de él por los artículos que está escribiendo hacia ella. El momento culminante es cuando Augusta dice que va ha cantar, pero es rechazado por sus hijos, entonces Agustín dice que va ha cantar pero tampoco le hace caso. Al final, la vecina coge la gitarra y comienza a cantar la canción de los Hombres G, "Devuelve a mi chica", mientras Agusta baila, le sigue su hijo Agustín y Augustina.
El ruido son los distintos sonidos, desde el timbre, el tocar la puerta, la música del Agustín, los gritos de Augustina, la música andina en los momentos que la vecina piensa o duerme, la sirena de la casa y los programas televisivos. Pero lo más importante, el ruído es todo lo sufrido por Agustina con relación a su padre y la realidad nacional que retumba en las cabezas de los personajes, pero que no quieren enfrentarlo, porque es el voltear la página su deseo. Inclusive, cuando escuchan las tragedia de un pueblo en Putis o los gritos de ayuda que pedía la vecina cuando quería entrar y todos los personajes obviaron su gritos.
Esa la indiferencia hacia la realidad que les retumba constantemente, y no creo que ese ruido se vaya nunca, solamente, con enfrentar lo sufrido se podrá sanar y curar esa Tinitus constante que retumba, pero solo se logra recordando y aprendiendo que lo que pasó, no puede pasar jamás y no debe repetirse. A eso, me refiero a la indiferencia de la ciudad hacia la población Andina e intentar comprender su realidad para mejorar acortar la brecha social. Eso es la integración nacional, un concepto que no estuvo presente durante la Violencia Política, de lo contrario, las víctimas no hubiesen sido en su mayoría la población campesina de Ayacucho o los pobladores de Putis.
Sin embargo, no todo es sufrimiento, ya que hay momentos de humanidad en la obra. El baile de todos con la canción "Devuelve a mi chica", el deseo de Agustina por chicos raros, las desiluciones de Agustín con la chicas y el deseo sexual hacia la vecina, la actitud de la vecina hacia su esposo que dejó su casa y Augusta que tiene una actitud exagerada, pero que ayuda a la vecina y la abraza, lo mismo hace con su hija y es rechazada por ésta. Ruido es un testimonio de indiferencia, humanidad y entendimiento, a la vez se debelan las distintas vidas de personajes distintos y representativos del Perú de entonces. Es una forma de hacer memoria urbana desde el Teatro y recordar que hay que estar atentos y no obviar lo que pasa dentro del país, ya que un día puede tocarnos a la puerta.
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