La Democracia Militarizada
Por: Marco Roncagliolo
La Democrazia Militarizzata: Quando la politica cede il passo alle armi” es el título del libro del embajador italiano Sergio Romano. Sergio Romano se desempeñó como embajador ante la OTAN y en Moscú entre septiembre de 1985 y marzo de 1989, y es actualmente editorialista del diario “Corriere della Sera”. Este libro analiza las consecuencias en Italia y Europa del partido, el movimiento y la ideología fascista, así como la participación de Benito Mussolini, Hitler y Francia, el imperialismo colonial en el contexto del siglo XX.
El panorama del siglo XX comenzó con la Gran Guerra, la cual concluyó en noviembre de 1918. A pesar de las esperanzas de construir un nuevo orden mundial, la guerra dejó una profunda huella en Europa. La democracia, aunque se restauró con la renovación de los parlamentos, se vio debilitada por las secuelas del conflicto. Muchos electores habían sido movilizados, heridos, mutilados o traumatizados por la experiencia bélica de la Primera Guerra Mundial.
El movimiento Fascista
La Marcha sobre Fiume, en la actual Croacia, liderada por el poeta Gabriele D'Annunzio, fue un primer ensayo de fuerza por parte de los nacionalistas italianos. Posteriormente, Benito Mussolini organizó la Marcha sobre Roma en octubre de 1922, tomando el poder con el beneplácito del rey Vittorio Emanuele III. Para consolidar su dominio, Mussolini creó la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional en enero de 1923, que se convirtió en el brazo armado del Partido Fascista. Según el periódico británico Manchester Guardian, si el gobierno hubiera detenido a D'Annunzio en su momento, el ascenso del fascismo y de Mussolini podría haber sido evitado. Mussolini aprovechó su periódico, Il Popolo d'Italia, para difundir su propaganda. Es importante recordar que en 1920, el gobierno de Giolitti ya había utilizado al ejército, bajo el mando del general Caniglia, para reprimir revueltas sociales.
La evolución de las instituciones de guerra
El protagonismo de la guerra ha evolucionado a lo largo de los años. Después de las guerras napoleónicas surgió la figura del jefe supremo que estableció la fabricación de ejércitos y la leva con el que se convirtió en una obligación nacional. En el siglo XIX, Europa fue escenario de numerosos conflictos, como las guerras de independencia italiana. En Suiza, Jean Henri Dunant, un comerciante que presenció los horrores de la guerra, fundó el Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Las víctimas de las guerras mundiales fueron catastróficas: más de 30 millones de muertos y 20 millones de heridos y mutilados entre 1914 y 1918. En aquella época, ambos bandos justificaban la guerra en nombre de la "justicia, la necesidad y el patriotismo". Después de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945, surgió una nueva clase social: los veteranos de guerra, que incluían a inválidos, huérfanos, viudas y aquellos que habían sufrido las consecuencias de la vida en el frente.
La importancia de Estados Unidos en el escenario mundial surge con la Gran Guerra. En este sentido, la guerra que se desató con el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 es un hito clave. En aquel conflicto, los enemigos principales fueron Alemania, Japón e Italia. Posteriormente, se dió paso a la Guerra Fría, caracterizada por la confrontación indirecta entre las grandes potencias, cuyos aliados y satélites delimitaban sus esferas de influencia. Hoy en día, observamos la politización de la marina, la bomba atómica y otros elementos que antes permanecían en un segundo plano. La Unión Europea (UE) surgió con el objetivo de llenar el vacío de poder dejado por Estados Unidos al finalizar la Guerra Fría. Existe la esperanza de que la UE asuma un papel más protagónico en la política mundial, como es el caso de Ucrania.
Sin embargo, no debemos olvidar a países como Polonia, Hungría y la República Checa, que conformaron la Europa Central. Esta región, con su rica diversidad cultural (germana, eslava, judía) y ciudades emblemáticas como Trieste y Praga, jugó un papel fundamental en la creación de la Comunidad Económica Europea. Estos países comprendieron que la soberanía nacional no garantiza la independencia y que la unión hace la fuerza. La Comunidad Económica Europea se estableció formalmente el 18 de abril de 1951, con el Tratado del Carbón y del Acero. Este fue el primer paso hacia la construcción de una Europa unida, que culminaría con el Acta Única Europea de 1987 y el Tratado de Maastricht en 1993. Sólo a través del fortalecimiento de la Unión Europea se puede construir un futuro de prosperidad y seguridad para todos sus ciudadanos.
La Influencia del fascismo en Europa
En ese fértil terreno, en 1938, emergió una nueva potencia que fue Estados Unidos. Ese año, el declive de las potencias coloniales se aceleró y, poco después, la monarquía borbónica perdió su imperio. Simultáneamente, comenzó a ganar relevancia la Falange fundada, en 1933, por José Antonio Primo de Rivera e influenciada por el modelo italiano. En España, tras la proclamación de la República en 1931, el Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936. Sin embargo, el país contaba con un fuerte partido fascista liderado por Francisco Franco Bahamonde, quien protagonizó un alzamiento en Tetuán (Marruecos) el 18 de julio de 1936, extendiéndose rápidamente a Madrid y desencadenando la Guerra Civil, que concluyó en 1939 con la victoria de Franco y la Falange.
El otro estado fascista, Portugal, bajo el liderazgo de Antonio de Oliveira Salazar, adoptó un régimen autoritario. Salazar, quien fue ministro de Economía en 1928 y 1932, fundó el partido Unión Nacional y promulgó una Constitución que consolidó su poder. Despreciando la democracia, creó el "Nuevo Estado" inspirado en el modelo fascista italiano, aunque sin aspiraciones imperialistas y manteniendo una postura neutral en la Segunda Guerra Mundial.
Los movimientos fascistas menores en Europa, como la Cruz Roja de Hungría, la Legión del Arcángel Miguel en Rumania, la Cruz de Fuego de Yugoslavia y la Unión Británica de Fascistas de Oswald Mosley. En Austria, Engelbert Dollfuss lideró un movimiento fascista, mientras que en Bélgica, Léon Degrelle encabezó un movimiento de extrema derecha con tintes católicos.
Francia también experimentó un auge del fascismo, aunque con particularidades. Los partidos fascistas franceses preferían presentarse como "populares" para ganar adeptos. En 1940, se formó un nuevo gobierno en Vichy, aliado de Alemania e Italia. Aunque la administración local no simpatizaba del todo con Hitler y Mussolini, incluyeron figuras como Jacques Doriot, Abel Bonnard, Robert Brasillach, Pierre Drieu La Rochelle, Henri de Montherlant, Charles Maurras y el judío Maurice Sachs quien llegó a ser agente de la Gestapo e hizo denuncias a sus hermanos.
La democracia militarizada es una oxímoron que revela las profundas contradicciones inherentes al fascismo y a otros movimientos autoritarios. La militarización, con su jerarquía rígida, su culto a la fuerza y su desprecio por las libertades individuales, socava los pilares fundamentales de la democracia. Al analizar la influencia de estos movimientos en Europa y la evolución de la guerra se evidencia cómo la cultura militarista se infiltra en la sociedad, corrompiendo instituciones y debilitando el estado de derecho. Sin embargo, más allá de ser una mera lección histórica, esta realidad nos interpela a reflexionar sobre la importancia de construir sociedades resilientes, donde la democracia sea un proyecto en constante construcción y defensa.
Referencias
Romano, S. (2023). La Democrazia Militarizzata, quando la politica cede alle armi. Longanesi, pp.8, 11, 16, 17, 18, 18-19, 20, 30-31, 81-82, 81-92, 83, 84-86, 87, 104, 105, 106, 107.
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